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12/20/13

La Tensegridad, pases mágicos

La Tensegridad también llamada "pases mágicos" fué desarrollada por chamanes que vivieron en México en tiempos remotos.

En occidente y prácticamente en todo el mundo se conoció a don Juan Matus chamán mexicano a través de Carlos Castaneda, más tarde Carol Tiggs, Florinda Donner-Grau y Taisha Abelar dieron a conocer el mundo cognitivo de los chamanes que vivieron en México, hace algunos miles de años.

Don Juan explicó a sus discípulos que aquellos chamanes, descubrieron a través de prácticas insondables, que los seres humanos son capaces de percibir energía directamente tal como fluye en el universo.

Aquellos chamanes aseguraban que cualquiera de nosotros puede interrumpir, por un momento, nuestro sistema de interpretación que convierte el flujo de energía en datos sensoriales propios de la clase de organismos que somos.

Ellos afirmaban que transformar el flujo de energía en datos sensoriales crea un sistema de interpretación que convierte la energía que fluye en el universo en el mundo cotidiano que conocemos.

Don Juan aseguraba que una vez que aquellos antiguos chamanes hubieron establecido la validez de la percepción directa de energía, a la que llamaron ver procedieron a refinarla aplicándosela a sí mismos.

Se percibían los unos a los otros, como un conglomerado de campos energéticos.

Al percibirse de esta manera, los seres humanos se asemejan a unas esferas luminosas del tamaño de los brazos extendidos, a los lados y hacia arriba.

Cuando se percibe a los seres humanos como un conjunto de campos energéticos, se puede también distinguir un punto de intensa luminosidad localizado a la altura de los omóplatos, más o menos a un metro de distancia detrás de éstos.

A este punto luminoso lo llamaron el punto de encaje, debido a que concluyeron que es ahí donde se efectúa la percepción.

Observaron que el punto de encaje se desplaza de su posición habitual, de una manera muy natural, durante el sueño.

Descubrieron que cuanto mayor es este desplazamiento, más extraños son los sueños que lo acompañan.

Aquellos chamanes pasaron de estas observaciones realizadas como videntes, a la acción de desplazar voluntariamente el punto de encaje.

El arte de ensoñar es el nombre que le dieron al resultado de estas prácticas.

Definieron el arte de ensoñar como la utilización de los sueños ordinarios para crear una entrada a otros mundos, por medio del desplazamiento voluntario del punto de encaje y el acto de mantenerlo fijo en la nueva posición, también a través de un acto voluntario.

El arte de ensoñar se convirtió en la práctica más absorbente de aquellos chamanes.

Durante estas prácticas, experimentaron estados de destreza, valor y bienestar físico sin igual.

Al tratar de trasladar estos estados a sus horas de vigilia, descubrieron que podían repetirlos si ejecutaban ciertos movimientos corporales.

Sus esfuerzos culminaron con el descubrimiento y desarrollo de un gran número de movimientos a los que llamaron pases mágicos.

Los pases mágicos se convirtieron en su posesión más preciada.

Los rodearon de rituales y de misterio, y los transmitían únicamente a sus iniciados, envueltos en el más absoluto secreto.

Esta fué la manera en que don Juan Matus se los transmitió a sus cuatro discípulos, quienes, al ser los últimos eslabones de su linaje, llegaron a la unánime conclusión de que su interés era hacer el mundo de don Juan accesible a quienes quisieran conocerlo.

Por lo tanto, decidieron rescatar los pases mágicos de su estado secreto y ritual.

Crearon así la Tensegridad, término que pertenece a la arquitectura, y que significa:

"La propiedad de armazones que emplean miembros de tensión continua y miembros de compresión discontinua, de tal manera que cada miembro opera con máxima eficiencia y economía."

Es una mezcla de dos términos : tensión e integridad, los cuales denotan las dos fuerzas impulsoras de los pases mágicos.

El cuerpo humano y la tensegridad

Desde la Antigüedad el hombre ha estado en la búsqueda de leyes científicas que expliquen el movimiento del cuerpo humano y la acción que ejercen sobre él las fuerzas externas e internas. 

Pasada la mitad del siglo XX entra en escena la Biomecánica como disciplina científica, basada principalmente en el modelo clásico o newtoniano.

Sin embargo, desde hace décadas van surgiendo investigadores que cuestionan las nociones tradicionales y proponen el modelo de tensegridad.

La concepción clásica se basa en el modelo compresivo discontinuo el cual considera que el esqueleto es el soporte principal y se mantiene unido por compresión mientras que las partes blandas se encuentran suspendidas o actuando como compresores locales.

Según este modelo si se aplica carga en un punto las fuerzas se distribuirán localmente.

En el modelo tensegrítico del cuerpo humano los huesos son los componentes comprimidos y la miofascia conforma la red de componentes traccionados.

Los huesos se consideran espaciadores que empujan hacia afuera, hacia las partes blandas, y la tensión de la fascia es la que determina el equilibrio de la estructura.

En este sistema integral si se aplica en algún punto una carga externa o si se la estira, la estructura completa se modifica.

El sencillo modelo de tensegridad propuesto por Levin puede ayudarnos a comprender más aún.

Esta estructura consta de seis palos unidos por una cuerda en tensión.

Como el sistema actúa como un todo, si se produce una tensión en una parte de la estructura las demás partes se tensarán de manera uniforme.

Conocer estos modelos es de suma importancia para los profesionales de las terapias manuales, ya que cada terapia se basa en algún modelo para entender los procesos que ocurren durante el tratamiento.

Un masaje basado en el modelo de tensegridad permite armar un mapa de las conexiones en esta única red facial que conforma el cuerpo.

Establecer esta comunicación a lo largo del tejido posibilita que el trabajo realizado en un área del cuerpo se transfiera a otra.

Este enfoque global optimiza el tratamiento y facilita resultados de larga duración.

La palabra Tensegridad es una palabra que se ha tomado prestada de un arquitecto, ingeniero, científico y ensoñador a quien Carlos Castaneda admiraba : R. Buckminster Fuller, quien describió la tensegridad como la combinación de integridad tensional, las fuerzas que existen en una estructura formada por una red finita de elementos de compresión, o elementos rígidos, interconectados a través de elementos tensiles o elásticos, que le dan a la estructura su integridad total.

Debido a esta propiedad elástica de interconexiones, cuando un elemento de la estructura de tensegridad se mueve, este movimiento se traslada a toda la estructura, y todos los demás elementos se mueven también, o se adaptan para adquirir una nueva configuración, cediendo a estos movimientos sin quebrarse.

Carlos Castaneda encontró que este proceso, la tensegridad, era una descripción perfecta de la práctica moderna de los pases mágicos y de la manera de ser que don Juan le enseñó.

En el caso de los pases mágicos, la Tensegridad se refiere a la interacción entre la tensión y relajación de los tendones y los músculos, y de su contraparte energética, de manera tal que contribuye a la integridad total del cuerpo como unidad física y energética.

En el caso de la vida diaria, Carlos Castaneda dijo : la Tensegridad es un arte, el arte de adaptarse a la propia energía, y a la energía de los demás, de manera tal que contribuya a la integridad de la comunidad que somos.

A principios de 1998 aparecerá el último libro de Carlos Castaneda, “Los Pases Mágicos – La sabiduría práctica de los chamanes del antiguo México : La Tensegridad”.

Castaneda dá a entender en este último libro “Pases Mágicos”, que en los nueve libros anteriores muy poco trató de la esencia práctica del conocimiento de los chamanes del antiguo México.

Durante toda la enseñanza Castaneda veía como don Juan hacia movimientos extraños que además le pedía que los practicara y los aprendiera.

Castaneda menciona que, sobre todo al principio, estaba seguro de que don Juan estaba loco y era muy “excéntrico”, por lo cual le puso relativamente muy poca atención a esos extraños movimientos que don Juan le enseñó.

En el décimo libro, Castaneda confiesa que la parte más importante del conocimiento de los toltecas, está depositado en esos extraños ejercicios, que son reconocidos ahora como “Los Pases Mágicos” y según el autor se los atribuye a los toltecas del México antiguo.

Sin embargo, en la dedicatoria de este libro, Castaneda deja un pensamiento críptico: “A cada uno de los practicantes de tensegridad que, al unir sus fuerzas en torno de ella, me han puesto en contacto con formulaciones energéticas a las que ni don Juan ni los chamanes de su linaje tuvieron acceso jamás.”

De esta manera resulta que la tensegridad es una “variante” más avanzada de los pases mágicos que practicaron por miles de años los toltecas de México. Por lo menos es lo que propone Castaneda.

Estos movimientos tienen mucha relación con estilos de Kung Fú, que Castaneda pudo haber aprendido de dos fuentes: de un maestro de artes marciales llamado Howard Lee, o gracias a una de sus últimas alumnas, Florinda Donner, quien llegó a aparecer en revistas especializadas de este arte marcial.

Dentro de las disciplinas de Artes Marciales es común encontrar dos tipos de movimiento, kata y kumite.

El kata se enfoca a demostraciones y aspectos mentales, y el kumite a técnicas de combate para enfrentamiento.

En este sentido la Tensegridad, surgida a principios de 1.980, está enfocada al aspecto kata de una disciplina que pudiera ser Kung Fú.

Castaneda fundó la organización Cleargreen para difundir la tensegridad, haciendo numerosas apariciones en sus actos.

Esto fué una ruptura con respecto a su etapa anterior de aislamiento, y sorprendió a muchos, por no haber mencionado los pases mágicos en sus libros anteriores.

Más sorprendente resulta el hecho de que no se hayan encontrado evidencias de este tipo de movimientos entre los indios mesoamericanos.

Y es que la vida y obra de este hombre es sorprendente y misteriosa, seguido por miles, odiado por otros tantos, su figura es indispensable para comprender los movimientos sociales que tuvieron en él a una de sus figuras más consolidadas.

Las aventuras relatadas con Don Juan y sus experiencias con las drogas psicodélicas, son parte integrante de una sociedad que vio en las drogas o en el acrecentamiento de la conciencia, una vía para ampliar la barrera perceptual de lo establecido.

Han pasado unos  30 años de la publicación del primer libro “Las enseñanzas de don Juan“, libro cuyos contenidos fueron el complemento perfecto para la cultura popular americana de finales de los 60 y principios de los 70 : una mezcla de presunta autobiografía, chamanismo, alucinógenos, rituales toltecas, misticismo, estados alterados de conciencia…

Castaneda ha sido durante este tiempo, desde lectura “underground”, hasta “Best Seller”; pasando por lectura obligada de intelectuales, antropólogos , seguidores de la “new age”, interesados en el chamanismo y los enteógenos y personas en busca de otra realidad.

Admirado y criticado a partes iguales, su figura está envuelta en un misterio que él mismo se ocupó de construir en vida pues era sumamente esquivo y elusivo (no se dejaba fotografiar ni grabar).

Aún así un breve resumen de su vida a continuación:

Carlos Castaneda (Carlos César Salvador Aranha Castañeda) (São Paulo, 25 de diciembre de 1.935 – Los Ángeles, 27 de abril de 1998), fué el autor de una serie de libros que pretenden describir su entrenamiento en el chamanismo tradicional mesoamericano, al cual él se refería como una forma de brujería.

Dichos libros, y el propio Castaneda, quien en escasas ocasiones hablaba en público acerca de su obra, han sido controvertidos por muchos años.

Sus partidarios afirman que sus libros son veraces, o al menos constituyen obras de valor literario; sus críticos señalan que sus libros son una farsa, trabajos de ficción, y que no son empíricamente verificables como obras de antropología, como el autor afirmaba.

Dicho antropólogo y escritor afirmaba además haberse convertido en chamán tolteca tras un intenso entrenamiento de modificación de la conciencia y la percepción, incluido el uso ritual de enteógenos.

Sin embargo, una cuidadosa investigación realizada por Richard de Mille a finales de los 70 demostró que todo era un fraude.

Según de Mille, Castaneda nunca hizo la investigación de campo que afirmaba haber hecho y con la que ganó el doctorado en antropología.

Sus libros contienen descripciones erróneas de la cultura y prácticas

Y aquí que contradicen los informes de investigadores que sí estuvieron allí.

Castaneda comete importantes errores a la hora de describir el medio ambiente del desierto mexicano y el conocimiento que Don Juan tiene de ese desierto donde aparentemente ha vivido toda su vida es nulo.

Pero lo más interesante han sido las reacciones ante el descubrimiento del fraude : primero, no ha habido ninguna intención de revocar el doctorado conseguido por Castaneda con su investigación.

Segundo, la respuesta de muchos antropólogos que comparten con Don Juan su tipo de filosofía ha sido neutra.

O sea, que da igual que la investigación sea mentira porque la filosofía subyacente se considera cierta.

Como escribió cierto investigador : “que las experiencias de Castaneda hayan o no hayan ocurrido no influyen para nada en la verdad de la narración“.

O, como dijo Boris Vian : “Todo lo que leerán en este libro es verdad, puesto que lo imaginé de punta a cabo”.


Dejando aparte las consideraciones sobre su figura y la enorme controversia sobre la veracidad de su obra, el contenido de las ideas y postulados que le han llevado hasta este momento, ha dado alas a miles de jóvenes para cuestionar la realidad como la conocemos, la figura social que todos mantenemos y la posibilidad de ampliar los parámetros sobre lo que se puede o no saber sobre lo que muchos sólo podemos soñar algunas veces.

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