El fútbol divide, controla, altera los ánimos, separa sentimientos,
enajena conciencias, crea un lapsus de tiempo en donde se olvida la realidad,
enriquece a los medios,a las industrias licoreras, y endiosa a los
protagonistas a niveles irreales.
La gran realidad es que es un deporte que alaba la figura del divide y
vencerás, los medios masivos lo difunden y crean una exaltación irreal elevando
valores, creando figuras costosas y un endosamiento extremo, lastimosamente lo
único que genera este deporte es enemistad, rivalidades, comportamientos tontos
de apreciación hacia x o y color de camisetas y se tiende a establecer una
rivalidad inexistente e infundanda sólo por estar de uno u otro lado.
Es por completo un medio de distracción masiva que únicamente hace
olvidar por un rato las verdaderas realidades que nos acogen en la sociedad
actual.
La gente lleva este deporte a ser un ente fanático (y digo fanático en
el sentido extremo) lo puede convertir en algo muy nocivo y de eso tenemos
muchos ejemplos: muertos, puertas cerradas a propósito, linchados, etc.
Se establece una dependencia según el nivel de fanatismo con el que se
ejerce : ser fanatico de un equipo de futbol u otro deporte es muy bueno porque
genera espectativas que se manifestarian de manera futura, siempre y cuando sea
de manera deportiva...ahora bien cuando sobrepasa estos limites las cosas
cambian : la razón es que se generan violencia y dolor, es ahi donde deja de
ser un deporte y pasa a ser una estructura criminal.
El fútbol es un juego que debe disfrutarse. Nada más.
Hagámoslo un punto de encuentro entre los que pensamos diferente, basado
en la pasión por un deporte y unos colores que no son políticos, sino que son
los que llevan los once jugadores que salen cada domingo al césped en pantalón
corto.
La grandeza de este deporte maravilloso reside en que pueden amar los
mismos colores aficionados de toda procedencia, condición y pensamiento
político.
Pero estamos en unos momentos en los que demasiada gente busca puntos de
discordia más que de acuerdo, en los que se dinamitan puentes, se levantan
muros, se renuncia al diálogo y la discusión, nadie escucha a nadie más que a
sí mismo, y esa voracidad totalitaria está devorando todos los ámbitos de la
vida, incluido el deporte.
Se huye de los matices, se cultivan los lemas de trazo grueso y se cae
en peligrosas generalizaciones.
El fanatismo deportivo se confunde con el patriotismo.
En el deporte : los dirigentes y los medios ponen a soñar a la gente y
en ese sueño se exagera.
Despiertan entusiasmo, pero no patriotismo.
Yo le llamo “camisetismo”, se la ponen ese día, pero no la mantienen en
el corazón ni en la conciencia.
El camisetismo es un concepto distorsionado del patriotismo.
Uno puede ser un buen ciudadano, un patriota, sin estar nunca interesado
en el fútbol ni “apoyar” a la Selección Nacional.
No hay ningún mérito en dar vivas a la Selección frente al televisor, ni
pintarse la cara de azul y blanco para ir al estadio.
El fanático deportivo se vuelve víctima de una manipulación comercial, y
por eso quienes se lucran con este juego jamás permitirán una actitud crítica
contra la explotación de su fanatismo con fines de lucro.
Hay políticos corruptos metidos en las altas esferas del fútbol
comercial.
Hay periodistas deshonestos que explotan su cobertura, y se aprovechan
del micrófono para alienar al aficionado y estrujan sus sentimientos, dando
culpas, ofreciendo árbitros, destrozando a los dirigentes.
Levantan falsas expectativas que después son destrozadas
sistemáticamente, poniendo por los suelos la moral de un pueblo ilusionado con
sus ídolos de barro.
Es una práctica frecuente que el gobierno le suba el precio a los
combustibles en el día en que hay algún partido importante.
El fútbol comercial es una vía de escape, es cierto, pero es una falsa
vía de escape.
Debemos de enfrentar nuestros problemas y no escapar de ellos.
El que practica un arte o un deporte es alguien que se edifica a sí
mismo.
Por el contrario, no practica ninguna virtud quien es fanático del
fútbol comercial.
No crece como ser humano alguien que acumule en su mente estadísticas
deportivas.
Es mala estrategia ligar la salud emocional al desempeño de un equipo
deportivo.
Es mejor estrategia ligar la salud emocional a la práctica de una
espiritualidad sosegada, la meditación y el recogimiento, la práctica de un
deporte o arte, leer libros inspiradores, trabajar como voluntario en una buena
causa, etc.
La degeneración del fútbol comercial ha llegado a tanto que ha traído la
violencia a los estadios, pero ésta es solo una consecuencia lógica de la
comercialización del fanatismo deportivo.
Las barras de muchos paises tienen en sus filas elementos delictivos.
Los que se lucran con el fútbol están preocupados por el descenso en sus
ingresos debido a este aumento de la violencia, y han hecho campañas pidiéndole
a la gente que vuelva a los estadios.
Se les nota lo hipócritas que son.
Nunca los verán haciendo campañas para cosas tan necesarias como por
ejemplo la ayuda mutua y la solidaridad en los barrios, simplemente por que no
les interesa.
Mejor que no vuelvan a los estadios, que se olviden del fútbol comercial
y empiecen a cultivarse como seres humanos.
Este escrito nunca será publicado en la prensa ni leído en el radio.
Los intereses creados no lo permitirán.
La realidad es que el fútbol divide sentimientos pero su sentido
comercial se acomoda a intereses gubernamentales, a intereses comerciales, y
por eso se emplea con sentido manipulador, para control, para provocaciones
silenciosas, para darle un sentido masivo que haga olvidar por un rato la cruda
realidad humana.
Con él se controlan naciones, se manipulan afectos, se pueden
parcializar opiniones, exacerbar ánimos caldeados, e incitar afrentas sin
sentido sobre una pasión basada en una manejada con los pies, hay beneficio de
audiencia para los medios, beneficios para la industria licorera, y malestar
para la pareja que no comparte esta pasión.
Es indispensable separar la violencia del deporte, y hay que entender
que no se gana un aficionado más a punta de miedos, ni acosos, si el equipo no
es bueno entonces cambiate a otro, deja el fanatismo y aprende que un balón no
tiene porque inspírar a terminar con una vida.
La única fuerza que se debe hacer por un equipo es la de enviar energía
positiva, es la de compartir con vivas sus logros, es la de elogiar una camiseta
con alegria, apoyando a los dirigentes, elogiando a sus jugadores, hay que
aprender a soportar la derrota con altivez, entendiendo que solo se trata de un
juego en el que lo único que debe morir es el minuto 90 con el pitazo final.
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