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8/29/12

Sobre la piel se reflejan nuestras emociones, y nuestro estado de ánimo se refleja en las alergias y los problemas que allí desarrollamos,nuestra piel funciona como un sistema de alarma que alerta sobre algo no está bien

La frágil armadura que cubre al ser humano revela como un libro abierto estados de ánimo, emociones o problemas de salud. 

Muchas afecciones de la piel hunden sus raíces en trastornos emocionales sin resolver. 

La piel funciona entonces como un sistema de alarma.

La piel funciona como un escudo protector frente a un mundo al que estamos expuestos de forma continua desarrolla. 

En su ayuda acude el sistema inmunológico, que tiene la capacidad de reconocer a aquellas sustancias nocivas para el organismo y cuyo contacto puede provocar una respuesta cutánea.

Sin embargo, la alergia es, en ocasiones, un error en el reconocimiento de sustancias absolutamente inocuas por parte del sistema inmune. 

Esta reacción explica que surjan de pronto rechazos epidérmicos ante el polvo, el humo, los perros y los gatos, el polen de las flores o los conservantes.

Algunas afecciones cutáneas son motivadas por gérmenes oportunistas que aprovechan un lapsus de debilidad en el tejido para tomar asiento. 

La recuperación de la piel y sus secreciones son de vital importancia en la solución de muchas dermatitis.

Además, se distingue entre enfermedades propias de la piel y aquellas que tienen su origen en un mal funcionamiento de otros órganos vitales y que se expresan a través de la delicada envoltura que nos cubre. 

La piel funciona entonces como un sistema de alarma que alerta de que algo no va bien carne adentro. 

En todos los casos, su diagnóstico es difícil y su curación lenta.

Estados de ánimo

Pero la piel es sobre todo un sofisticado termostato de nuestras emociones. 

Muchas de las reacciones cutáneas (sudor excesivo, palidez, rojeces, urticaria, pruito...) delatan ansiedad, miedos, angustias y tensiones.

La persona feliz o enamorada irradia luz por sus poros, mientras que su epidermis se vuelve opaca ante situaciones de tristeza o desilusión. 

Los estudios demuestran que el 80% de las enfermedades de la piel tienen origen psicosomático.

El estrés es otro grave trastorno que encuentra su principal vía de expresión a través de la epidermis. 

El acné tardío, que afecta a mujeres entre 35 y 45 años con la aparición de granos antes del ciclo menstrual sobre todo en cara y cuello, responde, en muchos casos, a situaciones de cansancio y estrés.

La tensión nerviosa favorece la liberación de adrenalina y ésta actúa sobre las glándulas sebáceas, que captan las hormonas en exceso que hay en la sangre y producen mayor cantidad de sebo.

Víctimas de la alergia

La alergia acumula en sus víctimas una fuerte dosis de agresividad y muchas personas proyectan en los alérgenes o sustancias que la producen aspectos ocultos de la personalidad y carencias afectivas sin resolver.

Así, la repulsa cutánea ante los perros y los gatos, que suelen invitar a la caricia, pueden reflejar la necesidad de carantoñas que sufre una persona. 

El polen de las flores se identifica con la fertilidad o la procreación, y denota la insolvencia del alérgico para asumirla. 

El polvo, símbolo de la suciedad exterior, suele relacionarse con algo interior que no se puede limpiar.

Espejo del alma

El humo bien podría definir el pensamiento disperso que no se quiere concretar. 

El pruito y la urticaria manifiestan la irritación contra el mundo y las personas que la padecen suelen ser hipersensibles e incapaces de expresar sus emociones.

Más allá de sus causas físicas o químicas, los dermatólogos relacionan la urticaria con la depresión y ven en esta lesión cutánea una exteriorización emocional del que se siente abandonado a su suerte y muy irritado con la vida.

La psoriasis y la alopecia se manifiestan ante la desilusión, el luto o una grave pérdida emocional. 

Desde el punto de vista psicosomático, la epidermis que se escama de forma progresiva expresa el dolor de la falta y se recubre de escamas a modo de blindaje en un reclamo de aislamiento.

Psicodermatología. La psicosomática de la piel

Urticaria

Las lesiones típicas de la urticaria son los jabones, que son lesiones sobreelevadas, enrojecidas, edematosas, y pruriginosas (con pus). 

Pueden aparecer de forma súbita y desaparecer en pocos días. 

Es frecuente que los estresores sean los desencadenantes o jueguen un papel importante en el mantenimiento de la urticaria. 
Suele aparecer junto con trastornos ansiosos o depresivos. 

De hecho, en el 70% de los casos de urticaria idiopática existen factores emocionales.

Algunos autores relacionan la urticaria con la reacción emocional ante la fantasía de ser "agredido" por el destino, por una injusticia, por los demás, etc. 

La urticaria sería la traducción corporal del sentimiento de sufrir malos tratos: la vasodilatación es similar a la que se observa después de recibir golpes.

La urticaria suele aparecer en personalidades con rasgos histéricos, frecuentemente implicados en un conflicto triangular; por ejemplo, el deseo erótico hacia una persona y la imposibilidad de satisfacerlo debido a la presencia de un rival.

Los rasgos característicos de la personalidad de los pacientes con urticaria son los siguientes :

Fuerte tendencia a adoptar una actitud pasiva en sus relaciones con otras personas

Gran tendencia a experimentar miedo, el cual se tolera mal
Gran propensión a sentirse herido en las relaciones amorosas
Un alto grado de inseguridad en el comportamiento.
La psicoterapia puede ofrecer excelentes resultados en el tratamiento de la urticaria.

Para que se produzca esta enfermedad es necesario que exista una predisposición genética, pero el hecho de que se llegue a manifestar o no (a pesar de la predisposición genética), así como sus agravaciones, está relacionado con factores emocionales y ambientales. 

El clima frío y seco y diversos medicamentos, como el litio, también pueden agravar los síntomas. 

Existe también una relación entre la agravación de la psoriasis y la forma en que las personas perciben el estrés.

En situaciones de estrés emocional elevado aumenta la liberación de la sustancia P, neurotransmisor que interviene en los procesos inflamatorios. 

Se ha comprobado que existe una mayor concentración de esta sustancia en las terminaciones nerviosas de zonas de la piel que presentan placas de psoriasis.

En situaciones de estrés, las personas con psoriasis muestran una mayor alteración en la frecuencia cardiaca y presión arterial que las personas sin esta enfermedad. 

También muestran mayores niveles de adrenalina y noradrenalina.

En situaciones de estrés, las personas con psoriasis muestran una mayor alteración en la frecuencia cardiaca y presión arterial que las personas sin esta enfermedad. 

Por otra parte, la desfiguración que producen las placas de psoriasis dificulta el establecimiento de relaciones sociales y de pareja, así como las posibilidades laborales, lo cual puede afectar el estado de ánimo de estas personas. 

Las personas con psoriasis suelen pensar que serán rechazadas por los demás, tienen sentimientos de imperfección, sensibilidad a las actitudes de los demás, culpa, vergüenza y ocultismo. 

Por estos motivos, esta enfermedad se ha asociado con un mayor riesgo de depresión y suicidio.

La psoriasis se ha asociado también con alcoholismo, el cual agrava la sintomatología de la piel, ya que el alcohol es un vasodilatador cutáneo.

A menudo, las personas que se encuentran en situaciones de estrés o tensión emocional y que están ansiosos o irritables se quejan con más frecuencia de picor en la piel que las personas que se encuentran emocionalmente equilibradas.

El prurito puede aparecer en un primer momento debido a una causa orgánica, pero luego se mantiene a pesar de que la causa inicial haya desaparecido. 

Lo que sucede en estos casos es que el síntoma dermatológico ha servido para expresar un conflicto emocional.

El prurito psicógeno se ha relacionado con la represión de impulsos sexuales o agresivos.

El rascado puede ser un modo de autoagresión, debido a sentimientos de culpa, o bien puede tratarse de un modo de desviar el malestar emocional hacia el cuerpo. 

Un picor intenso puede hacer que una persona se olvide de cualquier otra cosa que no sea el prurito. 

Además, al rascarse, obtiene un alivio, lo cual supone no solo un alivio del picor en sí mismo, sino también de la tensión y malestar emocional que siente, y cuya causa no desea reconocer o admitir.

Por qué afecta la piel?

De acuerdo a la revista profesional de estética "Les Nouvelles Esthetiques", los 10 mayores efectos del estrés en tu piel son : acné, eczema, soriasis, picazón en la piel, caída del pelo, sudor excesivo, rosácea, caspa, herpes oral y urticaria. 

Además el estrés contribuye a que la piel pierda su luminosidad y se vea sin vida. 

El estrés también causa otras condiciones que afectan la piel como la falta de sueño, sobre-comer, fumar, beber y otros. 

El estrés produce desbalances hormonales. 

Cuando algo nos produce estrés, el cuerpo reacciona produciendo hormonas con diferentes objetivos, entre estas hormonas están: el cortisol y la adrenalina. 

El exceso de estas hormonas produce imbalance en los estrógenos y testosterona en el cuerpo y estas hormonas afectan la piel directamente. 

Alergias

Reacción contra algo o alguien implicando intolerancia, inseguridad, desconfianza y vulnerabilidad pueden conducir a una alergia.

¿A qué es usted alérgico? 

Deseos falsos, traumas sin resolver.

Las esencias florales que pueden ayudar son : Manzano silvestre + Agrimonia + Achicoria

Alergia : la alergia es una reacción exagerada a una sustancia que reconocemos como nociva. 

Desde luego, la actuación del sistema de defensas del organismo está justificada cuando se trata de supervivencia. 

El sistema inmunizador del cuerpo produce anticuerpos para combatir los antígenos*, con lo que proporciona una defensa contra invasores hostiles, lo cual, fisiológicamente, es irreprochable. 

En los alérgicos, esta defensa, en sí encomiable, se desorbita. 

El alérgico construye un gran parapeto y constantemente alarga la lista de sus enemigos. 

Cada vez son más numerosas las sustancias consideradas nocivas y, por lo tanto, hay que fabricar más armas para mantener a raya a tantísimo enemigo. 

Ahora bien, como en el terreno militar el armamento siempre denota agresividad, así también la alergia es expresión de una actitud defensiva y agresiva que ha sido reprimida y obligada a pasar al cuerpo. 

El alérgico tiene problemas de agresividad que, en la mayoría de casos, no reconoce y, por lo tanto, no puede asumir.

(Para evitar malas interpretaciones, recordemos que al hablar de un aspecto psíquico reprimido nos referimos al que no es conscientemente reconocido por el individuo. 

Puede ser que la persona viva plenamente este aspecto sin reconocer en sí mismo tal propiedad. 

Pero también, que la propiedad haya sido reprimida de modo tan absoluto que la persona no la viva. 

Por lo tanto, la represión puede existir tanto en un sujeto agresivo como en el más manso de los mortales.)

En el alérgico, la agresividad es trasladada de la conciencia al cuerpo y aquí se expansiona a placer con ataques, defensas, forcejeos y victorias. 

Para que la diversión no termine por falta de enemigos, se declara la guerra a las cosas más inofensivas : el polen de las flores, el pelo de los gatos o de los caballos, el polvo, los artículos de limpieza, el humo, las fresas, los perros o los tomates. 

La variedad es ilimitada : el alérgico no respeta nada, es capaz de luchar contra todo y contra todos, si bien, generalmente, da preferencia a ciertos elementos cargados de simbolismo.

Es sabido que la agresividad casi siempre va ligada al miedo. 

Sólo se combate lo que se teme. 

Si examinamos atentamente los alergenos elegidos, en casi todos los casos, descubriremos enseguida cuáles son los temas que atemorizan al alérgico de tal modo que tiene que combatirlos encarnecidamente en el símbolo. 

En primer lugar, está el pelo de los animales domésticos, especialmente el de los gatos. 

Al pelo del gato (y a cualquier pelo) suelen asociarse las caricias y los arrumacos : es fino, sedoso, blando, y, no obstante, «animal». 

Es un símbolo del amor y tiene una connotación sexual (véanse los animales de felpa que los niños se llevan a la cama). 

Algo parecido puede decirse de la piel del conejo. 

En el caballo está más acentuado el componente sensual y, en el perro, el agresivo; pero las diferencias son pequeñas, insignificantes, ya que un símbolo nunca tiene límites muy marcados.

El mismo tema es representado por el polen de las flores, alergeno predilecto de los que sufren la fiebre del heno. 

El polen es símbolo de fertilidad y procreación, y la «grávida» primavera es la estación en la que los enfermos de fiebre del heno más «padecen». 

Las pieles de los animales y el polen actuando como alergenos indican que los temas de «amor», «sexualidad», «libido» y «fertilidad» suscitan ansiedad y, por lo tanto, son activamente rechazados, es decir, no son admitidos.

Un antígeno es una sustancia extraña, generalmente una proteína, que es capaz de estimular el sistema inmunizador. (N. del T.)

Alergeno es el antígeno de una reacción alérgica. (Alergia = reactividad alterada por hipersensibilidad. (N. del T.)

Algo similar ocurre con el miedo a la suciedad, la inmundicia, la impureza, que se manifiesta en la alergia al polvo doméstico. 

(Recordar expresiones como: chiste guarro, sacar los trapos sucios, llevar una vida limpia, etc.). 

El alérgico trata de evitar con el mismo empeño los alergenos y las situaciones asociadas con ellos, en lo cual le ayudan de buen grado una medicina comprensiva y el entorno. 

Nadie se resiste al despotismo del enfermo : los animales domésticos son eliminados, no se puede fumar en su presencia, etc. 

En esta tiranía sobre el entorno, el alérgico encuentra un campo de actividad que le permite desahogar insensiblemente sus agresiones reprimidas.

El método de la «desensibilización» es bueno en sí, pero, para obtener buenos resultados, habría que aplicarlo no al plano corporal sino al psíquico. 

Porque el alérgico sólo hallará la curación cuando aprenda a afrontar conscientemente todo aquello que evita y rechaza, y asimilarlo en su conciencia. 

Al alérgico no se le hace ningún favor ayudándole en su estrategia defensiva : él tiene que reconciliarse con sus enemigos, aprender a quererlos. 

Que los alergenos ejercen exclusivamente un efecto simbólico y nunca un efecto material o químico es algo que debe quedar perfectamente claro, incluso para el materialista más empedernido, cuando comprenda que una alergia, para manifestarse, necesita el concurso de la mente. 

Por ejemplo, en la narcosis no hay alergia, igualmente, durante una psicosis, desaparecen todas las alergias. 

A la inversa, incluso la simple imagen, como por ejemplo la fotografía de un gato o la secuencia de una locomotora que echa humo en una película desencadenan el ataque en el asmático. 

La reacción alérgica es absolutamente independiente de la materia de los alergenos.

La mayoría de los alergenos sugieren vitalidad : sexualidad, amor, fertilidad, agresividad, suciedad: en todos estos campos la vida se muestra en su forma más activa. 

Pero precisamente esta vitalidad que exige una expresión infunde miedo en el alérgico. 

Y es que su actitud es contraria a la vida. 

Su ideal es una vida estéril, sin gérmenes, exenta de sensualidad y agresiones: estado que apenas merece el nombre de «vida». 

Por consiguiente, no sorprende que en muchos casos las alergias puedan degenerar en autoagresiones que llegan a ser mortales, en las que el cuerpo de estos individuos, ¡ay!, tan delicados, libra largas y encarnizadas batallas en las que acaba por sucumbir. 

Entonces la resistencia, la autoexclusión, el autoencapsulado alcanza su forma suprema y su plena realización en el ataúd, cámara exenta de todo alergeno.

Alergía = agresividad hecha materia

El alérgico debe hacerse las siguientes preguntas :

Por qué no asumo mi agresividad con la conciencia en vez de obligarla a realizar un trabajo corporal?

Qué aspectos de la vida me infunden tanto miedo que trato de evitarlos por todos los medios?

A qué tema apuntan mis alergenos? 

Sexualidad, instinto, agresividad, procreación, suciedad, en el sentido del lado oscuro de la vida.

En qué medida me sirvo de mi alergia para manipular mi entorno?

Qué hay de mi capacidad de amar, de mi receptividad?





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