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3/30/13

El reloj de la vida, punto de la edad y las fases de la vida, cada siete años, la vida viene a ver cómo estás y refleja eso al exterior en la forma cómo los demás te ven y como envejeces


Estructura, funcionamiento, técnica y reglas de interpretación

Cambio del propio destino a través del autoconocimiento

La progresión de la edad es un método relativamente nuevo para profundizar en el camino vital, tanto en el propio como en el de otras personas.

La síntesis entre astrología y psicología es beneficiosa, su combinación permite obtener una imagen global y más completa del ser humano. 

Los conocimientos psicológicos modernos han permitido delinear un modelo conceptual del ser humano y de su estructura psicológica y espiritual. 

Mientras la astrología tradicional basa sus afirmaciones en la observación de acontecimientos y deduce sus reglas de la interpretación de síntomas, la astrología moderna penetra cada vez más en el nivel causal.

Las personas aceptan cada vez menos ser juzgadas sólo por los síntomas o por comportamiento. 

Quieren ser reconocidas en su esencia interior y sentirse comprendidas.

Quieren saber por qué son como son y por qué tienen determinados problemas.

Ya no tiene sentido dividir los aspectos ni los horóscopos en “buenos” y “malos”. 

La creencia en la predeterminación ha quedado atrás.

Los nuevos métodos de interpretación nos permiten reconocer las interrelaciones psicológicas y espirituales, las tonalidades, los matices y las causas profundas de una determinada problemática, así como el sentido y el objetivo de una “buena” o “mala” configuración planetaria.

La psicología astrológica valora a la persona según su disposición básica interna, según su propia constitución individual (una constitución que está reflejada en su horóscopo) y, de esta forma, hace justicia a su esencia.

Quiere conducir al ser humano hacia su interior para que desarrolle la capacidad de dirigir su propio destino y para convertirlo en el señor de sí mismo y en el dueño de “sus estrellas”.

La psicología astrológica se acerca cada vez más a la psicología individual y a la psicología evolutiva de nuestros días, y también incorpora cada vez más los conocimientos y objetivos de la psicología transpersonal. 

La psicología astrológica proporciona al ser humano nuevas directrices y nuevos principios éticos orientados a conseguir una integración natural en la vida y le ofrece criterios de valoración para llevar una vida llena de sentido.

De esta forma, además de permitir una comprensión diferenciada de la personalidad, también posibilita la integración y la remodelación del ser humano, es decir, su psicosíntesis.

Estos nuevos conocimientos se basan en las enseñanzas simbólicas tradicionales sobre planetas, aspectos, signos zodiacales y casas. 

Las más recientes investigaciones demuestran que estos elementos pueden trasladarse de forma relativamente sencilla al pensamiento psicológico.

El horóscopo, calculado para el momento de nacimiento con una exactitud de minuto, es una imagen simbólica del ser humano y de su mundo subjetivo en la que, con un método de interpretación psicológico, pueden deducirse las singularidades del carácter de la persona y las tendencias y posibilidades de su desarrollo individual.

La relación entre la mecánica celeste y el carácter del ser humano todavía no puede explicarse desde el punto de vista científico. 

No obstante, empleando métodos de diagnóstico psicológicos, esta relación puede demostrarse de forma pragmática. 

Sabemos que la astrología funciona pero no sabemos el porqué. 

Esto hace que sea una ciencia muy controvertida. 

Pero no hay duda de que es una ciencia, puesto que trabaja con métodos de medición exactos y con criterios empíricamente verificados, y con ella pueden realizarse afirmaciones de claro valor psicológico perfectamente comprobables.

Del mismo modo que un voltímetro es un aparato de medida que mide la tensión eléctrica, las configuraciones planetarias con las que trabajamos sólo son aparatos de medida. 

El voltímetro no produce electricidad, sólo indica su existencia y la cuantifica. 

Nuestro horóscopo es un instrumento parecido que, con todos sus elementos, no hace nuestro carácter ni tampoco determina nuestro comportamiento sino que es una especie de “reloj” que mide y señala con precisión los flujos energéticos existentes en la constitución biológica, psicológica y espiritual de un ser humano. 

En la práctica psicológica, el empleo del horóscopo como instrumento de diagnóstico tiene un valor incalculable. 

Si se tiene la suficiente experiencia, de un vistazo se puede comprender la problemática de una persona en un momento determinado de su vida y también se pueden ver las posibilidades de solución de la misma.

El descubrimiento del punto de la edad

El descubrimiento del punto de la edad tuvo lugar a finales e los años 50 en el Instituto de Psicosíntesis de
Roberto Assagioli, en Florencia, y puede decirse que se produjo por accidente. 

Bruno Huber se encontraba en una fase de su vida en la que se dedicaba intensamente a la investigación (en esa época descubrió, entre otras cosas, la curva de distribución de la energía de las casas y el punto de reposo) y un día se dio cuenta de que los casos de varios clientes estaban relacionados con problemas o cambios en el área laboral. 

Si bien las razones de tales cambios, ya realizados o sólo planificados, eran individualmente distintas, se producía un fenómeno común en todos sus horóscopos: aproximadamente en la mitad
de la casa 6 tenían un cambio de signo.

Tras considerar también la casa 10 con su temática de vocación para finalmente descartarla, constató que
la regularidad con que los horóscopos de las personas en cuestión tenían un cambio de signo en la mitad
de la casa 6 era manifiesta.

Por ejemplo, en la primera mitad de la casa estaba Libra y en la segunda mitad estaba Escorpio. 

El otro indicio era que todas esas personas tenían treinta y tantos años, es decir, que se encontraban en la mitad de la vida. 

El concepto de mitad se repetía (mitad de signo y mitad de la vida) y eso permitió plantear la hipótesis de la existencia de una mecánica de tiempo dentro de la casa. 

Aquí empezaba el verdadero trabajo: había que determinar la magnitud matemática o la unidad de tiempo según la que se movía esa mecánica de tiempo.

Tras varias pruebas y cálculos, la investigación llegó al siguiente resultado: al dividir la casa 6 en 72 partes iguales (72 es la esperanza media de vida), el cambio de signo se producía en una cifra que coincidía con la edad en que la persona había cambiado de trabajo o había debido ocuparse intensamente de este ámbito de su vida.

Bruno Huber continuó la investigación considerando otro tipo de situaciones vitales en sus correspondientes casas (por ejemplo, cambios familiares en la casa 4, cambios de vivienda y situaciones de emigración en las casas 3 y 9, cambios en la actitud con respecto a las posesiones en las casas 2 y 8, etc.). 

Siguiendo el criterio de dividir cada casa en 72 partes o años, siempre encontraba que los cambios relativos a una determinada temática de la vida se producían a la edad que indicaba el cambio de signo en la casa correspondiente. 

El método fué bautizado con el nombre de “punto de la edad” (PE).

Por ejemplo, si una casa tiene dos signos  y el cambio de signo se encuentra aproximadamente a tres cuartos de la casa después de la cúspide, entonces el cambio en el ámbito de la vida correspondiente a la casa se produce, más o menos, a la edad de 52 años. 

Si la frontera entre dos signos se encuentra al principio de la casa (como ocurre en las casas 3 y 9 de la misma figura), el cambio se produce en la adolescencia. 

Si una casa tiene tres signos (uno de ellos interceptado, como ocurre en las casas 4 y 10), entonces tienen lugar dos cambios importantes en la vida en relación con la temática de la casa: uno en la infancia o en la adolescencia y otro en la madurez.

Lo primero que hay que hacer es calcular el tamaño de la casa (este procedimiento sólo es válido si se emplea el sistema de casas de Koch). 

En segundo lugar debe determinarse el paso anual del PE en la casa, es decir, cuantos grados avanza el PE en un año en esa casa (lo cual depende del tamaño de la casa). 

En tercer lugar hay que medir el ángulo entre la cúspide de la casa y el cambio de signo.

Y, por último, dividir esta última cifra por el paso anual del PE.

El resultado es la edad en años en la que se produce el cambio de signo en la casa.

Si había un punto de la edad “pequeño” que funcionaba en las casas, la analogía permitía pensar que tal vez también existiera un punto de la edad “grande” que funcionara, no en una casa, sino en la totalidad del sistema de casas. 

Con un poco de trabajo quedó claro que, aplicando los 72 años a todo el sistema de casas, el punto de la
edad grande también funcionaba: el punto de la edad daba la vuelta al sistema de casas en 72 años.

Los numerosos casos estudiados con esta mecánica temporal produjeron resultados sorprendentes. 

El paso del punto de la edad (PE) por los cambios de signo continuaba siendo relevante pero también lo era su paso sobre un planeta (conjunción del PE con el planeta). 

Y también resultaban significativos los momentos de la vida en que el PE formaba otros aspectos (oposiciones, trígonos, etc.) con los planetas. 

El punto de la edad era comparable a la manecilla de un reloj que empezaba su recorrido en la cúspide de la casa 1 (esto es, en el Ascendente) y que, moviéndose en sentido cósmico directo (o sea, en sentido contrario a las agujas del reloj), en el curso de la vida iba haciendo aspectos con los diferentes puntos importantes del horóscopo. 

(En un ciclo completo de 72 años realiza un total de 132 aspectos con los distintos planetas).

Diferencias con los métodos de predicción

La progresión de la edad es una mecánica de tiempo inherente al horóscopo cuyo movimiento se produce (es decir, se basa) en el sistema de casas (¡no en el zodíaco!).

Por lo tanto, un horóscopo no es sólo una imagen del ser humano tomada en el momento de su nacimiento
sino que, además, contiene una especie de “reloj de la vida” que indica en qué momento de su desarrollo se encuentra la persona. 

La progresión de la edad (PE), que también llamamos punto de la edad, no es más que la manecilla de ese reloj de la vida que recorre las casas del horóscopo durante el transcurso de la vida. 

La progresión de la edad nos permite tener una visión global del curso de nuestra vida y también analizarla de forma detallada.

Los métodos de predicción hacen referencia a períodos de tiempo concretos. 

Se concentran en los días en que los aspectos son exactos y pueden actuar de estímulo o desencadenar acontecimientos. 

La progresión de la edad es completamente diferente de estos métodos. 

La consideración de los tránsitos individuales como elementos desencadenantes de acontecimientos en el tiempo tiene el riesgo de perder de vista la globalidad. 

El primero en realizar planteamientos para intentar resolver este problema fué Dane Rudhyar. 

Posteriormente, Alex Ruperti desarrolló las ideas de Rudhyar de manera consecuente y las plasmó en su libro 

Los ciclos del devenir (29), donde propone considerar los movimientos de todos los planetas del sistema solar de forma conjunta, analizando sus interconexiones.

Con respecto a los métodos de predicción generalmente utilizados, la progresión de la edad tiene la ventaja de que se trabaja con un sólo elemento y de que, además, se trata de un elemento personal inherente al individuo.

Para interpretar bien la progresión de la edad no debemos caer en el error de interpretar posiciones aisladas ni de especular sobre sus posibles efectos detallados. 

La correcta interpretación de la progresión de la edad requiere considerar al ser humano y su vida desde el
punto de vista psicológico y con una perspectiva global.

La progresión de la edad no muestra acontecimientos sino procesos psicológicos: va marcando las diferentes fases activas y pasivas de la vida, con sus correspondientes momentos altos y bajos, que surgen y desaparecen como si fueran olas. 

La progresión de la edad muestra la línea de desarrollo del individuo en el tiempo. 

Los detalles concretos de un determinado momento en el tiempo son sólo una parte de todo el proceso de desarrollo, y solamente la suma de todos ellos nos proporciona una visión del camino vital de la persona. 

La progresión de la edad nos permite reconocer la temática psicológica básica de cualquier momento en la vida de la persona.

Esto tiene una gran importancia puesto que el resto de influencias derivadas de los distintos elementos astrológicos están subordinadas a esta temática psicológica básica.

La técnica

La técnica de la progresión de la edad es muy sencilla. 

La manecilla del reloj de la vida se pone en marcha en el momento del nacimiento en el ascendente y avanza en sentido contrario a las agujas del reloj (sentido antihorario), es decir, se mueve siguiendo la secuencia de casas (casa 1, casa 2, casa 3, etc.). 

El punto de la edad tarda 6 años en recorrer cada casa, independientemente del tamaño de la casa. 

Así pues, en el momento de nacimiento el PE está en el AC, a los 6 años está en la cúspide de la casa 2, a
los 12 en la cúspide de la casa 3, a los 18 en el IC, etc.

A los 72 años, el PE está de nuevo sobre el AC, y a los 78 otra vez en la cúspide de la casa 2.

Para determinar el paso anual del PE en una determinada casa, esto es, para calcular cuántos grados avanza cada año en esa casa, debemos proceder de la siguiente forma:

1. Determinamos el tamaño de la casa en grados.
2. Dividimos por 6: el resultado es el paso anual del PE en la casa.
3. Marcamos cada año con una pequeña raya en el borde del horóscopo.

El funcionamiento de la progresión de la edad

Durante la vida hacemos un viaje por nuestro horóscopo o por nuestro carácter. 

Es algo parecido a lo que ocurre en una representación teatral cuando, al principio de la obra, un foco proyecta un cono de luz sobre el protagonista, que lo acompaña a lo largo de las diferentes escenas. 

Del mismo modo que el actor pasa por la obra, nuestra conciencia pasa por la vida y se va encontrando con los distintos factores de nuestro carácter y de nuestro entorno que están representados en el horóscopo por las posiciones de los planetas en los signos.

Cuando el punto de la edad pasa sobre un planeta, la conciencia se enfoca en la capacidad básica que representa ese planeta.

El planeta o la capacidad básica queda iluminada. 

Dicho de otro modo, en el período de tiempo en que el PE pasa sobre el planeta, se producen situaciones en las que la persona debe ocuparse de las cualidades y de las características de ese planeta de una forma especial. 

Es un momento en que el individuo debe emplear de forma consciente esa capacidad disponible que está simbolizada por el planeta correspondiente.

El paso del PE por una casa activa la cualidad de esa casa en nuestra vida.

Con el avance de la progresión de la edad, en el interior de la persona se van activando procesos psíquicos básicos que se manifiestan en el exterior en forma de intereses y actitudes cada vez nuevas. 

Esto origina determinados comportamientos con respecto al entorno y con respecto a los amigos y conocidos: en determinados momentos la actitud es activa y en otros pasiva, en ciertos períodos
se está más dispuesto al contacto, en otros menos, etc. 

El comportamiento en una determinada casa también está influenciado por la cualidad del signo de la misma. 
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Sistema de casas de Koch

En astrología se emplean diversos sistemas de casas. 

Los sistemas de casas más utilizados en la actualidad son:

Koch, Placidus y Campanus. 

En el método API utilizamos el sistema de casas de Koch (el sistema de casas del lugar de nacimiento del Dr.Walter Koch) porque es el único que proporciona resultados psicológicamente correctos con la progresión de la edad. 

En el cálculo de las cúspides principales (AC, IC, DC y MC), los tres sistemas mencionados dan los mismos resultados pero en el cálculo de las cúspides de las casas intermedias cada sistema dá resultados distintos. 

Por lo tanto, la correcta aplicación de la técnica de la progresión de la edad requiere la utilización del sistema de casas de Koch.

El ritmo de 6 años y el ritmo de 7 años

Con respecto a la progresión de la edad, siempre nos preguntan por qué utilizamos el ritmo de 6 años y no el (mucho más conocido) ritmo de 7 años. 

La respuesta es siempre la misma: el ritmo de 6 años se ha determinado de forma empírica tras realizar varias pruebas con distintas cifras. 

El único ritmo que ha dado resultados correctos en los distintos períodos de la vida es el ritmo del 6.

Como demostramos más adelante, el número 6 está estrechamente relacionado con el número cósmico 72. 

El número 6 permite la división del círculo en 2, 3, 4, 6 y 12 partes. 

En cambio, el círculo de 360º no es divisible por 7.

Los números 7 y 84 son cifras de ciclos astrológicos secundarios. 

Sólo pueden derivarse del período orbital del planeta Urano en su movimiento alrededor del Sol, de aproximadamente 84 años. 

Algunos astrólogos también consideran los movimientos de Saturno y de la Luna. 

La Luna tarda 29 días en girar alrededor de la Tierra y Saturno 29 años en girar alrededor del Sol. 

Pero el número 29 no es divisible por 7.

Como vemos, el ritmo del 7 se deriva de un número que está relacionado con el movimiento de un único planeta y, por lo tanto, no puede tener ninguna función de división temporal o espacial de la vida del ser humano. 

Por eso no empleamos este número como elemento de progresión en la rueda de la vida. 

El número 7 se utiliza muy a menudo como ritmo biológico, mientras que el ritmo del 6 es claramente psicológico.

El número cósmico 72

En la progresión de la edad, el número 72 tiene una gran importancia.

Una vuelta completa del punto de la edad alrededor del sistema de casas equivale a 72 años. 

Evidentemente, esto no significa que la vida acabe a los 72 años. 

Cuando se alcanza esa edad, empieza una nueva vuelta (espiral).

En el círculo de 360º del horóscopo, el número 12 es el más estrechamente relacionado con las cifras 6 y 72 (12 x 6 = 72). 

El número 12 representa el cosmos como un todo. 

Al dividirlo en 12 partes se originan 6 pares de polaridades (los ejes). Si se divide el número 72 entre 12 (el número de casas), se obtiene la cifra 6. 

De ahí que:

Una casa del horóscopo 72 : 12 = 6 años

Un cuadrante (= 3 casas) 72 : 4 = 18 años

Un tercio (= 4 casas) 72 : 3 = 24 años

Una mitad (= 6 casas) 72 : 2 = 36 años

El número 6 : la clave de la progresión de la edad

Según Pitágoras, el número 6 simboliza el “mundo”. 

El mundo siempre se ha representado con un círculo, y el círculo se determina por su radio.

Si se dibuja un hexágono dentro de un círculo, el lado del hexágono mide lo mismo que el radio del círculo. 

Luego, el número 6 determina el círculo, que también se considera como la unidad primordial de la vida. 

El agua se solidifica en formas hexagonales (copos de nieve) y también podrían citarse muchos más ejemplos de física, química y biología.

Así pues, en el 6 encontramos una norma del sistema numérico, un número de medida de la naturaleza y
del Todo, y un número clave de la progresión de la edad.

La progresión de la edad y el curso cósmico del tiempo

El número 72 también tiene una gran importancia en astronomía. 

La precesión de los equinoccios (movimiento retrógrado del punto vernal) recorre un grado del
zodíaco en 71,7 años. 

Es decir, 72 años representan casi 1/360 de una vuelta completa del punto vernal.

Dicho de otro modo : dentro de 72 x 360 años = 25.920 años (exactamente 25.816 años) el punto cero grados de Aries se encontrará en la misma posición en la que se encuentra en este momento.

Este período de tiempo recibe el nombre de año cósmico o año ptolomeico. 

Por lo tanto, 2.160 años (exactamente 2.151 años, esto es, un movimiento de 30º de la precesión de los equinoccios) son un mes cósmico, y 72 años son 1 día cósmico. 

Las siguientes cifras ilustran estos hechos astronómicos (las cifras están redondeadas):

72 años x 360º =25.920 años = 1 año cósmico

72 años x 30º = 2.160 años = 1 mes cósmico

2.160 años : 30º = 72 años = 1 día cósmico

Considerando años de 360 días (72 x 5 = 360), los 72 años que el punto vernal necesita para desplazarse 1º equivalen a 25.920 días (72 x 360 = 25.920). 

Por otra parte, hemos visto que 1 año cósmico son 25.920 años.

Es decir, se pone de manifiesto la existencia de una relación microcósmica-macrocósmica de un significado extraordinario. 

En promedio, la esperanza media de vida de los países de la Europa occidental es de 72 años. 

Desde el punto de vista cósmico, el ser humano tiene una existencia fugaz.

El movimiento del Sol también está relacionado con el número cósmico 72, aunque de otra forma. 

La correspondencia se produce a través del corazón. 

El pulso normal promedio de un corazón sano es de 72 pulsaciones por minuto. 

En un minuto el corazón palpita 72 veces: así bombea la sangre por todo el cuerpo.

También existe una relación con la respiración: el ser humano inspira y espira 24 veces por minuto (72 : 3 = 24). 

Existen muchas más analogías y correspondencias de este tipo que nos recuerdan una y otra vez la armonía del cosmos.

La progresión de la edad nos permite hacer un seguimiento de los acontecimientos externos y de las experiencias internas que se han producido en diferentes momentos de la vida, ver sus interconexiones desde una perspectiva global y avanzar en la comprensión de su sentido. 

Es decir, nos abre el camino hacia una comprensión más profunda y hacia una mayor conciencia. 

Los aspectos que la propia mecánica de la progresión de la edad permite anticipar en el futuro deben entenderse, en sus dimensiones espacial y temporal, y en su relación con el pasado y con el presente, como tendencias de desarrollo que nos pueden mostrar importantes oportunidades de ejercer nuestra libertad de decisión.

Por lo tanto, a partir de las conexiones espacio-temporales con el destino colectivo y con el carácter individual, el horóscopo nos permite comprender la causalidad de nuestro karma y trabajar en nuestro dharma, esto es, nos ayuda a emplear nuestras fuerzas para un desarrollo creativo hacia el futuro.

Evidentemente, en este proceso estamos condicionados por la realidad de nuestro carácter.

La predisposición de conciencia y las expectativas de cumplimiento del destino participan en la conformación de cada momento de la vida y deciden cuándo y cómo debe producirse la transformación en el curso del tiempo.

El futuro se conforma en el ahora.

Una vez procesados por la conciencia, los acontecimientos del pasado pueden incorporarse en forma de experiencia a este proceso y pueden mostrarnos cómo una cadena lineal de diferentes momentos de la vida se convierte en una etapa de la vida y cómo esa etapa se enlaza con otras que acaban formando un círculo cerrado alrededor del horóscopo.

Ciclos vitales

El desarrollo del ser humano se produce en una serie de fases cuya secuencia está sometida a un orden determinado.


En la infancia y en la adolescencia, todas las personas se ven sometidas a unos principios de desarrollo comunes y atraviesan una serie de fases de desarrollo en una secuencia determinada. 

Pero, al mismo tiempo, cada persona tiene un carácter único y sigue su propio camino de desarrollo.

La vida es comparable a un viaje que empieza en el momento del nacimiento y que termina en la muerte.

Todos estamos sometidos a este patrón de validez general; no obstante, en este modelo existen infinidad de variantes de origen cultural, social e individual. 

Hay muchos elementos que influyen en el viaje individual y que lo convierten en único. 

El viaje puede ser más rápido o más lento, pueden producirse rodeos y cambios de rumbo y, en casos extremos, incluso puede llegar a la paralización.

El proceso de desarrollo no sigue un ritmo uniforme y constante.

Existen momentos de todo tipo: buenos y malos, felices y desdichados, etc. 

Cada persona tiene su propio modelo de desarrollo en el tiempo, es decir, su particular división de la vida en fases o etapas del ciclo vital.

Esta división de la vida en fases está reflejada en el horóscopo individual: el método de la progresión de la edad divide la vida en doce períodos principales (correspondientes a las doce casas) y cada período (casa) en tres subperíodos más pequeños (las zonas de las casas).

Por lo tanto, se obtienen 36 cualidades de tiempo diferentes: cada uno de estos períodos tiene sus propias características y se diferencia claramente de los períodos anterior y posterior.

El modelo del tiempo se manifiesta de múltiples formas. 

El año tiene cuatro estaciones y la primavera es el período del despertar y de las flores, el período del renacimiento que marca el comienzo de un nuevo ciclo. 

El día también se divide en períodos: el amanecer, el mediodía, el atardecer y la silenciosa oscuridad de la noche; cada uno con sus peculiares características atmosféricas y psicológicas que se repiten día a día. 

Desde sus orígenes, el ser humano ha tenido una comprensión de la relación entre las estaciones del año y las distintas etapas del ciclo vital, lo cual se pone de manifiesto en la multitud de representaciones gráficas artísticas que nos han quedado. 

Los griegos ya realizaban una división del horóscopo según las cuatro estaciones.

Períodos de la vida

Al hablar de períodos vitales damos por supuesto que la vida tiene una estructura concreta y que sigue un determinado patrón básico. 

El desarrollo puede entenderse como una sucesión de factores de tiempo que tienen que ver con la temática de cada una de las doce casas astrológicas.

Un período es una parte relativamente estable dentro de todo el ciclo vital, del mismo modo que lo es una casa dentro de todo el sistema de casas; no obstante, en cada período y en cada casa se producen cambios que tienen un determinado significado que debemos comprender.

No hay períodos mejores o más importantes que otros. 

Cada período es una contribución esencial al carácter de todo el curso vital y forma parte orgánica de todo el ciclo. 

Cada período une pasado con futuro y contiene a ambos en sí. 

La sucesión de períodos conforma la “macroestructura” de todo el ciclo vital y da la vuelta completa al sistema de casas, que es el marcoen el que tienen lugar los procesos de desarrollo de la vida cotidiana.

Determinación de los temas básicos de una determinada edad

El método del punto de la edad nos permite investigar una determinada edad de la vida con mucha rapidez.

Al enfocar nuestra atención en una edad concreta, por ejemplo los 40 años, ya tenemos una cierta información sobre el tipo de problemas que aparecen en esa edad. 

A los 40 años el PE se encuentra en la casa 7, unos meses después del punto de reposo de la casa.

De un vistazo podemos ver si en esa posición de la casa hay algún planeta que pueda ser significativo para la interpretación de la situación psicológica de la persona o si el PE forma  aspectos con algún otro planeta del horóscopo.

Sobre la base de la temática de la casa 7 que, como sabemos, tiene que ver con la relación con el tú, la colaboración y la pareja, podemos sugerir los cambios de comportamiento y de conciencia necesarios para la solución de los problemas que surjan.

Nuestra forma de reaccionar ante determinadas situaciones de la vida puede analizarse desde distintos puntos de vista pero nuestra reacción personal siempre depende de factores psíquicos del pasado (superados o no superados), de nuestra actitud mental y del nivel de libertad de conciencia individual.

En este sentido, puede ser interesante constatar por qué a los 20 años cometimos un error que en un momento posterior en el tiempo (momento que podemos determinar con el PE) desencadenó experiencias desagradables.

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